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miércoles, 28 de mayo de 2014

FILOSOFANDO CON.....SIMONE de BEAUVOIR.

Aquí tenemos una nueva entrega de los excelentes trabajos filosóficos de nuestr@s alumn@s y, una vez más, Laura Prósper nos propone una interesantísima reflexión a partir de la unión de cine y filosofía. En esta ocasión son la película En tierra de hombres y la filosofía de Simone de Beauvoir, las que le sirven de punto de partida para elaborar se reflexión sobre qué supone ser mujer hoy en día.


En toda la obra de Simone de Beauvoir se pide a gritos un cambio, una reivindicación, un adiós a los modelos establecidos. Nos invade de preguntas que nos hacen reflexionar y replantearnos el mundo porque ser mujer va más allá de la pura biología, es un modelo creado por la sociedad y las circunstancias. ¿En qué medida el hecho de ser mujeres ha afectado a nuestra vida? ¿Qué oportunidades exactamente se nos han dado y cuáles se nos han negado? Son preguntas que se nos plantean en su obra y que analizaremos a través de la visión que se nos da en la película “En tierra de hombres” . Esta película nos muestra la experiencia de una mujer que, tras ser maltratada, vuelve a su pueblo natal y decide trabajar en la mina para sacar a su familia adelante. Pero en las minas su vida no será nada fácil y el hecho de ser mujer empeorará las cosas. Como ya nos indica el título, nuestra protagonista se encuentra en un lugar que pertenece a los hombres y donde las mujeres son simples intrusas. En este escenario es donde se hace evidente la diferenciación entre hombres y mujeres y, como subraya Simone de Beauvoir en su obra, nos damos cuenta de que estas dos categorías no están simétricamente diferenciadas y que los hombres representan la autoridad absoluta, tienen el poder en sus manos mientras que las mujeres se encuentran en posición de desigualdad e inferioridad, son relegadas al papel del “Otro”, solo esta visión es aceptada, no hay reciprocidad porque ellas mismas se someten a este punto de vista y no les otorgan ese papel a los hombres, como bien queda reflejado en las compañeras de la protagonista de la película, que permiten ser objeto de burla sin hacer nada al respecto, ni apoyar a la protagonista cuando intenta poner una denuncia contra ellos. En la película se puede ver desde el primer momento en que se entra en la mina; los hombres son mayoría y dejan claro que las mujeres no importan a través de diferentes comentarios de carácter sexual que las rebaja a un simple objeto.
Una de las frases que más llama la atención en la película es la que le dice la amiga de la protagonista el primer día de trabajo: “Aquí abajo no somos mujeres”. Esta frase resume las ideas que tanto defendían las feministas y que tanto criticó de Beauvoir, porque la solución al problema de la discriminación no consiste en anular la existencia fememnina y equipararla a la de los hombres, eliminando rasgos que poseen, porque las diferencias entre ambos grupos existen y lo que hay que hacer es aceptarlas y respetarlas, hay que llegar a la fraternidad porque en la igualdad están las diferencias, como bien se dice en la obra. La película también nos muestra esta situación en una época en que la mujer ya se había incorporado al mundo laboral, lo que fue un paso clave en la relación entre hombres y mujeres. Que a las mujeres se les permita trabajar supone el crecimiento de un sentimiento de hostilidad en los hombres, que temen por sus puestos de trabajo, les intimida su competencia. Pero supone la libertad económica de la mujer y su autonomía, ya que en la película la mayoría de las mujeres dependen de su sueldo para subsistir porque están solas pero, también por ello no se enfretan a los hombres, para no perder su oportunidad de trabajar. Su papel reproductor también es un incoveniente en el mundo laboral como queda comprobado en la escena en que la protagonista se somete a un examen médico para comprobar que no está embarazada. El papel reproductivo y el trabajo no encajan y, por ello, de Beauvoir defendía la necesidad de poder controlar el cuerpo porque, sólo así, se es independiente para las otras tareas.
Por tanto, la respuesta a la pregunta con la que empezábamos es un , el ser mujer condiciona nuestra vida porque, en nuestros días, siguen viviéndose situaciones en las que ser mujer equivale a una debilidad o en las que ser mujer implica tener que demostrar por partida doble el estar capacitado para un trabajo concreto. Es triste que tantos siglos de historia aún no hayan bastado para conseguir la igualdad absoluta entre hombres y mujeres.

Laura Prósper Ortega. 2º Bachiller A.



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